viernes, 7 de enero de 2011

odio

El odio es algo que no se hace, ni se nace con ello, se forma en tu interior como si fuera una oruga, poco a poco con el calor del corazón bombeando rencores, masticando lágrimas de impotencia, pequeños detalles que son como píldoras envenenadas, un elixir que hace que brote de tu más profundo rincón una mirada de odio que jamás te habías visto en el espejo, ni en ninguna película, en ninguna parte. Casi irreconocible, te levantas por la mañana, y el gritar de tus vecinos se hace intolerable, imaginas tirar su puerta abajo y disparar a todo lo que se mueva, andas por la calle la gente sonríe y te mira, mastico el odio. Tiendas llenas de gente que el por favor no forma parte de su vocabulario y mucho menos el gracias, y por decir ya, el disculpa es como pedir a un minusválido que te baile un merengue.
Chicas que apenas han salido del cascarón con atuendos de lolitas, marcando lo que hace tiempo empezó a salir, mojigatas de mierda, se creen sutiles pero sólo son unas calientapollas, los tíos son algo parecido, con el cigarro en la boca y un par de artículos de marca ya llaman al futuro prometedor; pssssss te vas a comer un par de roscos nada más, después vienen los trabajos, las muertes de familiares, falta de dinero, ni puta idea tienen de lo que les depara el futuro.
En la red hay mucho listo que se cree que por ser imaginativo e introducir un par de palabras elaboradas con un par de chistes ácidos ya alguien les va a ofrecer la oportunidad de su vida, y hay una plaga de blogs llenos de sexo, lecturas ilegibles, fotos de sangre, víctimas de la sociedad, emos reprimidos, pseudo-psicólogos, tienen derecho a todo, a reírse de una nacionalidad, de un gusto de un pasatiempo, gente que cada vez son más y más extravagantes, lo oriental prima, el manga y los idiomas poco comunes, odio las personas y sobre todo si están en corro fumando con una copa en la mano y esto en España se ve en las aceras cada día, con lo feliz que era yo con la gentuza encerrada en su hábitat natural…

Lo que sé y más me enfada son los amigos de efecto multinacional, como las grandes empresas sólo se acuerdan de ti en navidad y tu cumpleaños, iros a tomar por el culo todos que ya recibo la tarjeta de asociaciones que por lo menos no son amigos, solo intereses. Borrad mi nombre y a partir de ahora dejad el número sólo, sólo somos eso, números.


Estoy enfadada, no entiendo a nadie y mucho menos ahora.


Chau.



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